Aquí os comparto algunos detalles sobre mi camino hacia la maternidad, pienso que alguien puede sentirse reflejado o identificado y tal vez les sirva como experiencia…
Durante este periodo hice un viaje hacia mi interior, reflexionando sobre este cambio tan drástico y tan movilizante en mi vida. He analizado porque me ha costado tanto llegar a tomar esta decisión, en consecuencia, sus pros y contras...
Reconozco que durante años aparqué el tema a un lado sin darle demasiada importancia, priorizando en mi vida el trabajo y mi carrera profesional sin detenerme a pensar cómo sería ser madre, aunque siempre tenía en mente que llegaría ese momento, a veces se pasa el tiempo y no somos conscientes de ello.
Tengo que aceptar que mi pareja ha cumplido una función muy importante a la hora de tomar la decisión de ser padres, ya que es nuestro proyecto de familia y deseo de consumar nuestro amor lo que nos ha guiado hacia aquí, es decir, si yo no hubiera transitado por este camino no sé si hubiese tomado la decisión como es el caso de mujeres que deciden hacerlo solas o en otras condiciones. ¡Ojo! No juzgo ni contradigo cualquier otra decisión, simplemente cuento mi sentir con respecto al tema, es más, me parece muy valiente tomar la decisión de ser madre en cualquier situación porque puede haber gente que se lo tome a la ligera o que el destino les ponga en esa situación y aunque siempre podemos elegir muchas veces nos vemos condicionadas por la sociedad o la familia para elegir ser o no ser madres. Tristemente en estos días que corren debería ser todo más fácil tanto para quienes quieren ser madres como para aquellas que deciden no serlo.
Lo que me gustaría transmitir aquí es una declaración completamente sincera, sin tapujos ni idealización sobre lo que significa ser madre en la vida de una mujer desde mi experiencia, porque yo he tenido varios casos cercanos a lo largo de estos años fértiles en mi entorno como amigas y familia, pero nadie me explicó nunca el cambio tan profundo que llegamos a sentir a nivel psicológico y físico. Todo el mundo te dice: ..."Los hijos te cambian la vida, es maravilloso"... comentarios de ese estilo aunque nadie repara por un momento de lo complicado o negativo. No digo que nos centremos en ello, simplemente es válido reconocer que también existe una parte oscura en el Camino hacia la maternidad.
Desde que fui consciente del proceso, al mínimo indicio de cambio en mi cuerpo todo tomó otra perspectiva, los miedos abruman pensando que salga todo bien o que no sea una falsa alarma. Después de realizar varios test de embarazo, llega la consulta al médico para confirmar el diagnóstico y mientras tanto durante esos días mi cuerpo y mi cabeza iban cambiando, al mes aproximadamente comencé a sentir síntomas típicos del embarazo como náuseas y mareos. A esto sumarle los cambios físicos en nuestro cuerpo como el crecimiento de los pechos y la inflamación de la barriga que si bien no es el bebé que crece aún se producen diversos cambios en nuestro sistema reproductor para alojarle como el saco vitelino, el útero que comienza a crecer para prepararse, etc.
Con todo esto no quiero desanimar a nadie solo explicar lo que a mí me ha pasado, hay mujeres que no padecen ningún síntoma o bien los sufren más adelante, va según la genética.
Por fin llegó la hora de visitar al médico, ya de 6 semanas y media. Ahí le vimos en nuestra primera ecografía y sobre todo le escuchamos el latido de su reciente estrenado corazón. Una diminuta criatura flotando en mi vientre, nosotros plenos de emoción nos cogimos de la mano en un gesto tranquilizador porque ya conocíamos a nuestro hijo. Maravillados por el misterioso milagro de la vida...

Durante los 2 meses de gestación el malestar fue insoportable, por la mañana me levantaba con náuseas, tal es así que no sabía nunca que beber o comer porque excepto el agua todo lo demás me daba asco y algo que hoy mi cuerpo soportaba, mañana lo aborrecía. Ese malestar me produjo mucha irritabilidad y cambios de humor, mientras tanto cada mes visita obligada al médico para ver el crecimiento de nuestro bebé. Los primeros meses son cruciales para el crecimiento y su correcta formación así que hay que tener especial cuidado en la alimentación, tomar vitaminas y cuidarse del entorno para no coger ningún virus ya que puede ser muy perjudicial. Ya para el tercer mes comencé a cogerle el truquillo a las náuseas además de ayudarme con alguna pastilla natural de jengibre y las iba mitigando por ej. Cada vez que me venía la sensación comía algo y bebía agua como unos crackers que siempre llevaba en el bolso por si acaso e intentaba comer cada 2 horas para evitar que me llegaran, así poco a poco fueron bajando a la vez que yo me iba tranquilizando porque había pasado lo más duro y el bebé crecía con normalidad…
A partir del cuarto mes comencé a sentirme con más energía digamos que fue el mejor momento del embarazo ya que estaba bien físicamente, asumiendo ya los cambios a nivel psicológico y sin molestias gástricas lo que me permitía volver a comer de todo siempre cuidándome de los alimentos prohibidos como el pescado crudo, el huevo crudo, el jamón serrano, etc. Durante ese mes aprovechamos para hacer alguna escapada y pasear mientras nuestro bebé crecía, de momento era muy pronto para saber el sexo, pero llegó el control y con ello un momento delicado, las pruebas para saber qué genéticamente el bebé estaba bien y así descartar malformaciones o enfermedades genéticas, inclusive de corazón. Algunas anomalías que actualmente es posible detectar y tratar desde el útero o al nacer. Decidimos hacer la prueba de ADN fetal, algo nueva, aunque más certera. Consiste en extraer sangre de la madre para analizar el ADN del bebé y así diagnosticar alto o bajo riesgo, así como también detectar el sexo del bebé, aunque algunas veces el resultado puede ser confuso. Si es así da paso a una prueba más invasiva como la amniocentesis.
El embarazo es como una montaña rusa emocional porque además de todos los cambios físicos y psíquicos que sufres estás constantemente en tensión porque una vida depende de ti y de lo que haces o consumes. Es una responsabilidad enorme que comienza para los padres mucho antes de nacer el bebé sobre todo para la madre que lo lleva en su vientre y cada estadío que vas sorteando es un alivio, cada etapa, cada control, cada analítica, etc. Para las 20 semanas, justo al cumplir los 5 meses de embarazo ya comenzaba a sentir los movimientos del bebé en mi vientre, es algo inexplicable de describir. Una sensación tan placentera saber que llevas a tu bebé en tus entrañas, un milagro extraordinario de la naturaleza… Nos realizaron la ecografía morfológica donde un especialista hace un análisis exhaustivo del bebé, de cada órgano y su desarrollo a la vez que te lo enseñan en una pantalla. Es la primera vez que te dicen cuánto pesa y mide aproximadamente y ya se confirma el sexo. Nuestra bebé es una niña y está perfectamente, estamos muy ilusionados con la noticia y lo contamos a nuestros seres queridos para compartir nuestra felicidad. Por ahora todo va saliendo dentro de los parámetros normales, algo que tranquiliza y mucho mientras tanto estamos planificando las compras de lo necesario para cuando nazca y decidiendo nombres...
A las 24 semanas, ya con 6 meses de embarazo comienzan varias nuevas molestias ya que el bebé comienza a crecer más rápidamente y con ello el útero que se expande, así como la piel que se estira en la zona de la barriga y caderas, además de subir de peso la columna se arquea, cambia nuestra postura y nuestra forma de andar eso conlleva dolores lumbares o ciática. Nuestro cuerpo cambia con el crecimiento del bebé y es normal notar molestias, aunque no es algo ameno tenemos que adaptarnos a vivir con ello. Por otra parte, lidiar con los cambios hormonales y los altibajos emocionales, miedos, pesadillas, etc. Aunque no todo es negativo, a cada momento en que eres consciente de que llevas a tu hijo en tu vientre es una alegría inmensa, todos los dolores y molestias se reducen cuando le sientes como se mueve dentro de ti, yo había leído que el bebé en el vientre tiene que moverse al menos cada 2 horas y la madre tiene que llevar ese control, porque al menor indicio de cambios debe consultar. En mi caso, no tuve que preocuparme por mi bebé porque no paraba de moverse, sobre todo por la noche a las 5 de la mañana ya me despertaba con sus pataditas, algunas veces dolía según la posición, pero yo intentaba cambiar de lado o masajear la zona para que dejara de presionar y pasaba. Cuando fuimos a realizar la ecografía 4D para verle la carita, es opcional, nosotros quisimos hacerlo porque ¡no aguantábamos las ganas de verla! tuvimos que repetirla por lo mismo, es que se movía tanto que no podían cogerla para enfocar su cara. Finalmente pudimos verla hasta sonreír y cogerse las manitas. ¡Qué ternura!
Durante el tercer trimestre, ya entrando en los 7 meses de embarazo el peso del cuerpo comienza a pesar. A partir de aquí el bebé ya tiene casi todos los órganos formados para dar paso a su crecimiento y engorde. Debo decir que el secreto de un buen embarazo es mantener a raya el peso cosa que es difícil, en mi caso aumenté 23 kilos sobre mi peso normal, cuando lo ideal está entre 12 y 15 kilos en total, aunque es muy personal según cada cuerpo y contextura así como también influye el peso del bebé y su crecimiento. No es momento para hacer dieta ya que tenemos que preocuparnos por otro sinfín de cosas y la alimentación es fundamental para el desarrollo, por tanto, es importante tener en cuenta comer bien. Pero además moverse es fundamental porque nos mantiene activas, aunque en la etapa final sea más complicado, siempre va bien hacer algo de ejercicio para no padecer dolores extras y sentirnos más elásticas. En mi caso, yo hice yoga durante casi todo el embarazo, además de salir a caminar un rato cada día. En esta última etapa estoy con ejercicios de pelota especiales para el parto y estiramientos.
A esta altura ya es momento de hacer el curso de pre-parto, algo que recomiendo para las primerizas ya que te pone en situación y resuelve muchas dudas a la pareja. Nosotros tuvimos que hacerlo online por el Covid pero normalmente son presenciales donde se explica cómo respirar y que hacer para llevar a cabo el parto de la mejor manera posible. Para los 8 meses ya teníamos su habitación preparada y las maletas hechas, por si acaso venía antes, el último mes es de ansiedad porque a partir de la semana 37 ya puede nacer sin ser considerado prematuro y ya cada día que pasa es una alerta, sobre todo porque no sabes cómo se desencadenará, es decir, si romper aguas o con dolor de las contracciones y te preguntas… ¿Cómo serán los dolores, me daré cuenta? En fin, la cabeza no para de dar vueltas a tanta incertidumbre…
No ha sido fácil vivir el embarazo en pandemia, porque nos ha alejado de nuestros seres queridos. Auto-aislándonos para protegernos de posibles contagios, pero es lo que nos ha tocado vivir en este momento y tenemos que adaptarnos para seguir adelante...De hecho nos avisaron que durante el parto solo puede estar la pareja o un acompañante que esté libre de Covid, de lo contrario es imposible y por supuesto no podremos recibir visitas durante la estancia en la clínica después del parto, algo también raro ya que a pesar del cansancio me gustaría poder compartirlo con mi familia…pero de alguna manera lo hemos organizado para estar juntos dentro de lo posible.
En las últimas semanas la angustia y la ansiedad acecha, todo pesa, hasta para caminar 100 metros es una odisea. Los pies comienzan a hincharse y se siente mucho cansancio. Casi no se puede dormir por la barriga tan gorda y los nervios. Lo importante es tenerlo todo más o menos organizado y dentro de lo posible mantener la calma porque si nos estresamos es peor para el proceso.
Estamos preparados para recibir a la pequeña y que se produzca el gran milagro de la vida…
Continuará…
” Nacimiento y lactancia”
Daiam I.
04/11/22
